El Palacio de las Aguas Corrientes: una mirada al interior de un mítico edificio porteño



Este increíble edificio que se erige en pleno centro porteño, (situado entre las calles Riobamba, Viamonte, Ayacucho y Córdoba en el barrio porteño de Balvanera), alberga la historia del agua y saneamiento de nuestro país.





Levantar una mole de hierro y una de las obras de arquitectura ecléctica icónicas de la Ciudad demandó el trabajo diario de 400 personas durante 7 años, entre 1887 y 1894.







Siendo uno de los edificios más bellos de la ciudad, podríamos decir que muy pocos saben que fue construido para remediar las enfermedades de la época y tener una ciudad abastecida por 72 millones de litros de agua en sus 12 tanques.












En su interior, el Palacio de las Aguas Corrientes esconde la primera mole de acero de la sanidad porteña, que supo ser el símbolo de la prosperidad y el modernismo que imperó en el país a finales del siglo XIX.










Fueron más de 300 mil piezas de terracota que cruzaron el océano, desde inglaterra, para ser utilizadas en el revestimiento exterior. Estaban numeradas, una por una: eran para armar ese gran rompecabezas arquitectónico que hoy es uno de los edificios más exóticos de la ciudad de Buenos Aires.


Incluso, más de 120 años después, se conservan y exhiben algunas de las piezas de repuesto que se habían enviado por si alguna se rompía.





La estructura interior puede contener 72 millones de litros de agua y está en una de las partes más altas de la Ciudad. Esta estructura de hierro tiene tres niveles con cuatro tanques en cada nivel, para ganar altura y fuerza en el agua. Están sostenidos por 180 columnas. Es una de las mayores estructuras de hierro que se construyó en el siglo XIX fuera de Europa.







Hasta 1978 tuvieron agua los tanques y, desde esa fecha, pasaron a tener otro elemento muy importante para los porteños: la memoria edilicia de la Ciudad. Hay 2.5 millones de planos históricos dentro de estos grandes tanques de hierro, que pasaron a ser archivos de planos de instalaciones sanitarias contenidas en sus bibliotecas.








En un recorrido conoceremos la historia de lo cotidiano a través de planos de su construcción, historias plasmadas por los arquitectos que dejaron huella, piezas y artefactos sanitarios únicos y curiosos, además de una interesante colección de cañerías, medidores y grifería, de distintos materiales y procedencia.























Un Palacio lleno de Mitos y Leyendas




Tomás Eloy Martínez, (escritor y periodista argentino, guionista de cine y ensayista. Fue el primer director periodístico del noticiero Telenoche. Como editor de revistas, puso por primera vez en su país a un escritor en portada, el caso de Jorge Luis Borges en Primera Plana), relató en su libro "Santa Evita" que el cadáver de Eva Perón estuvo escondido un tiempo en este edificio. Así lo describía en el texto de 1995:

...El guardián les entregó la soga para que bajaran el ataúd y se alejó por la avenida de pinos, maldiciendo a la noche....



En otra de sus obras, que se llama "El cantor de tangos", el periodista también habla de un asesinato que tuvo lugar en el edificio.

El de Felicitas Alcántara, que desapareció a fines del siglo XIX cuando paseaba con sus hermanas y dos institutrices. Dos años después, cuando aquí se hizo una oficina, se tuvo que tirar abajo una pared y detrás se encontró el cuerpo de la muchacha atado a una silla, con la misma ropa que tenía cuando fue raptada.

..."Poco después del hallazgo del cuerpo de Felicitas, los Alcántara vendieron sus posesiones y se expatriaron a Francia. Los vigilantes del Palacio de Aguas se negaron a ocupar la vivienda del rectángulo suroeste y prefirieron la casa de chapas que el gobierno les ofreció a orillas del Riachuelo, en uno de los rincones más insalubres de la ciudad. A fines de 1915, el presidente de la República en persona ordenó que las habitaciones malditas fueran clausuradas, lacradas y borradas de los inventarios municipales, por lo que en todos los planos del palacio posteriores a esa fecha aparece un vacío desparejo, que sigue atribuyéndose a un defecto de construcción", relata un fragmento del texto publicado en el año 2004.



Entre sus colecciones vamos a encontrar distintos tipos de medidores que datan desde 1899


El control del consumo de agua a través de medidores fue, prácticamente desde los orígenes del sistema de provisión, una de las preocupaciones principales de las autoridades. El primer Reglamento de 1869 para provisión de agua prevía la colocación de medidores en viviendas y establecimientos. Los primeros medidores a turbina, en servicio en Buenos Aires datan del año 1889, y eran marca Stoll, Thompson y Siemens.

Hacia 1939 había 17.260 medidores en servicio, que eran controlados por la Oficina de Medidores de Obras Sanitarias de la Nación.






Otra de las colecciones del Museo son los artefactos sanitarios utilizados desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970. Son los ejemplares que debían quedar en depósito en la oficina de Contraste. Proceden de Gran Bretaña y Estados Unidos y, en menor medida, fabricados en el país. Estos últimos, comenzaron a ser presentados en la Oficina de Contraste a fines de la década de 1930.














También encontraremos una colección de griferías y accesorios de baños y cocinas. A partir de la segunda posguerra, la industria nacional cobró renovado impulso con marcas como “Piazza Hermanos”, “La Rural”, “Franklin” y “FV”, esta última fundada en 1921.

                  









En sus paredes también encontramos colecciónes de planos y fotografías antiguas que documentaron la construcción de esta icónica obra hidráulica y arquitectónica.






El Museo también cuenta con un espacio donde distintos establecimientos educacionales y artístas plásticos promueven el reciclado con una interesante exposición digna de visitar.


Bueno...entre fotos con historia...vamos despuntando el vicio de cazar la luz!

Nos vemos en el próximo artículo😉


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Paraje Arroyo de Luna